Una pequeña familia pasaba sus vacaciones en una cabaña en medio del bosque. Ahí Ramón el menor de sus hijos, pasaba muchas horas jugando entre los árboles y recolectando insectos. Un día llegó diciendo que tenía un nuevo amigo, su familia se alegró mucho, pues el chico hasta el momento no tenía ninguno.
Los días pasaban, pero nadie había podido aun conocer al chico del que tanto hablaba Ramón, así que sus padres le pidieron que lo invitara a casa a cenar.
El padre que no era muy paciente lo reprendió haciéndole saber que no seguirían su juego, pero entre gritos y regaños, todos quedaron sorprendidos a ver que la silla que estaba a un lado de Ramón, se estrelló contra la pared, y los platos de la mesa fueron arrojados al suelo… las luces de la casa empezaron a parpadear, y se oían horribles gritos de enojo. Cuando las luces se estabilizaron, el pequeño Ramón era jalado hacia el bosque, pero no podían ver quien lo arrastraba…
Tampoco volvieron a ver a Ramón desde entonces, pero a veces, cuando ven el columpio del jardín se mese, piensan que Ramón se encuentra ahí… invisible, como su amigo del bosque.
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